ADONIRAM E ANN JUDSON
dejarán las primeras semillas del Evangélio en Burna
abajo están los frutos:
Hoy existen mas de un millón de creyentes burmeses
Oasis HGM - Escuela de Misionesdejarán las primeras semillas del Evangélio en Burna
abajo están los frutos:
Hoy existen mas de un millón de creyentes burmeses
"Consideremos el ejemplo de Adoniram Judson, el primer misionero al extranjero de América, nacido en Massachussets el 9 de agosto de 1788. preparándose para salir a India y Myanmar (Birmania) en 1810, se enamoro de Ann Hasseltine. Como la hija adolescente de una familia prominente, era una joven divertida y despreocupada. Después que nació de nuevo a la edad de quince se dedico devotamente al Señor. Pero Judson no se podía casar con ella sin el consentimiento de su padre. Veamos la carta que él escribió a John Hasseltine, siendo el mismo relativamente un nuevo creyente.
“Ahora tengo que preguntar, su consentimiento para apartarse de su hija en la primavera, para no verla mas en este mundo; si puede consentir en su partida, y su sujeción a la dureza y sufrimiento de una vida misionera; si puede consentir en su exposición a los peligros del océano; a la influencia fatal del clima del sur de India; a cada clase de necesidad y dolor; a la degradación, insultos, persecución y quizá una muerte violenta. ¿Puede consentir a todo esto, por el nombre de Aquel que dejo su hogar celestial, y murió por ella y por usted, por las almas inmortales perdidas; por el nombre de Sión y la gloria de Dios?¿Puede consentir a todo esto, con la esperanza de encontrar a su hija en el mundo de gloria, con la corona de justicia, entre aclamaciones de alabanza ante el Salvador de paganos salvos, por medio de ella, del dolor y la desesperación eterna?
Sorprendentemente, su padre le dejo la elección a ella. Pronto ella escribió a una amiga: “He llegado a la determinación de dejar todas mis comodidades y lujos aquí, sacrificando mi afecto a parientes y amigos, e ir a donde Dios, en su providencia, prepare lugar para mi.” En lugar de algunos temores, ella sabía que podía confiar en la fidelidad de Dios, aunque, como ella dijo, “Ninguna mujer ha dejado, hasta donde se, las fronteras de América para agotar su vida entre los paganos; tampoco se si tendré alguna compañía femenina. Pero Dios es mi testigo, de que no me he atrevido a rechazar la oferta que he recibido, aunque muchos la llaman “una aventura salvaje y romántica.”
Los Judson trabajaron casi siete años antes de ganar a su primer converso. Después de nueve años solo habían bautizado a dieciocho personas. Algunos de sus compañeros misioneros murieron. Otros abandonaron el trabajo. Su primer hijo nació muerto durante su viaje inicial de Calcuta a Burma (Myanmar). Su segundo bebé, Roger, murió antes de cumplir nueve meses. El mismo Adoniram fue brutalmente aprisionado por diecisiete meses durante un motín contra todos los extranjeros, sobreviviendo apenas al horrible tratamiento inhumano. Una noche, mientras sus pies descalzos sangraban de donde colgaban en estacas elevadas, enjambres de mosquitos se colocaron en las plantas de sus pies, produciendo una tortura extrema.
Entonces, no mucho después de ser liberado, su amada esposa murió. Su constante vida de sacrificio y servicio finalmente cobro su precio. Solo unas pocas semanas después, María, su tercer bebé, murió repentinamente. Judson se quedó solo en una hostil tierra budista, casi destrozado con dolor y angustia.
Ante él tenía el prospecto de junglas infestadas de tigres, casas llenas de murciélagos, un clima plagado de fiebres – de por vida. Detrás de él estaba un camino casi inimaginable de dificultades y perdidas. Pero no abandonó su trabajo. No abandono su traducción de la Biblia o su predicación y labores de enseñanza. ¿Cómo pudo? Almas eternas estaban en juego. ¿Quién mas podría llegar a los burmesas tan bien como él? Así permaneció por 20 años mas, regresando a América una sola vez – y esa por necesidad, no por gusto.
Para Judson, las misiones eran un compromiso vitalicio, y no tenía lugar para aquellos que querían venir al campo misionero en un corto plazo. “Ellos vienen por unos años, tratando de adquirir un puñado de créditos sobre los cuales puedan descansar el resto de sus días en el clima de su tierra nativa... El lema de cada misionero, sea predicador, impresor, o maestro, debería ser ‘Devoto mientras viva.’”
La devoción de Adoniram Judson no fue en vano. En una ocasión, durante el gran festival anual en la pagoda dorada budista en Rangoon, escribió que había distribuido “casi diez mil tratados, dando solo a los que pedían... algunos viajaron dos o tres meses, desde las fronteras de Siam y China – ‘Sir, escuchamos que hay un infierno eterno. Tenemos miedo. Denos una escritura que nos diga como escapar de él.’ ... Otros venían del interior del país, donde el nombre de Jesús se conoce poco – ‘¿es usted el hombre de Jesucristo? Danos una escritura que nos diga de Jesucristo.’” Para Judson, esto era valioso.
Hoy existen mas de un millón de creyentes burmeses"
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Comentário: Oremos por Myanmar: um ciclome ceifou mais de 100 mil vidas, deixou mais um milhão de desabrigados sem água, sem remédios e sem comida. Além disso Burna ou Birmânia, como também é chamado o país, sofre debaixo do jugo de uma das ditaduras mais sangrentas e fechadas do mundo. João Cruzué
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